A continuación podréis leer un trocito de la segunda parte de Évole, en la que actualmente sigo trabajando.
Lo he titulado «Inmersión», ya que se trata de una ligera descripción de un proceso de comunicación llevado a cabo por la población afincada en Behl, los transcisma.
Espero que la disfrutéis.
Notó un líquido que rodeaba su cuerpo, un fluido espeso. Pronto sus músculos se empezaron a relajar, y una sensación de vértigo se apoderó de ella. Abrió los ojos: estaba en un lugar blanco sin paredes ni suelo, pero no flotaba, simplemente estaba allí y junto a ella Agnos y Thenea. Esta última sin mover los labios, les instó a que se acercaran al remolino de colores brillantes que atravesaba aquel lugar de parte a parte, perdiéndose en el infinito. En cuanto lo hicieron sintieron como algo los arrastraba.
Cuando volvió en sí se vio de nuevo dentro del cascaron de metal. Miró a su alrededor hasta que se encontró con la cara de Thenea.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido eso? ¿Y Agnos? —Su cabeza le daba vueltas.
—Évole, habéis estado conectados con toda la comunidad transcisma. No intentes recordar ahora, pronto las mentes de todos vendrán a ti. Siéntate, intenta tranquilizarte.
Y antes de que pudiera responder, recordó que una tal Yasmira quería que ella y Agnos abandonaran Behl; y que un tal Luar estaba dispuesto a enfrentarse a los Recién Llegados. Infinidad de nombres y caras se sucedían en su mente. Personas que no creía reconocer pero que una parte de su cerebro le decía lo contrario. Sabía cosas, cosas de gente a la que no había visto nunca.
T. Huelga Bardo 2018