Extracto obtenido de la revista «El Vigilante».
(Cronológicamente lo situamos antes de los acontecimientos de la novela.)
«Han intentado reclutarme tres veces hoy desde que salí de casa. La situación es desbordante, han inaugurado otros dos puntos de inscripción. La propaganda inunda la red y los holos de la calle. No se puede decir que no sepan lo que hacen, cualquier persona con un mínimo de capacidad crítica (algo que escasea en nuestra amada ciudad) vería la diferencia a la hora de llamar la atención de un tipo de población u otra, más concretamente entre ciudadanos de zonas más pobres y los de zonas acomodadas.
Aquí tenéis una muestra. Por un lado la elección de palabras, para las zonas empobrecidas la palabra futuro tiene un gran peso, ya que viven en una gran inestabilidad económica y social… Si además le añadimos la parafernalia estelar con destello y todo ya os podéis imaginar. Y todo en color oro para imprimirle el glamour del que carecen nuestras sucias e inmudas calles. Aunque hay que reconocer, que estos holos rajados y parpadeantes dan un toque de clase a las ruinas de los edificios abandonados y los montones de escombros. Me asombra la capacidad de los Recién Llegados (nombre ya consolidado) para con el comportamiento humano.
Por otro lado tenemos la propaganda en los magníficos, pulcros y brillantes holos de las zonas pudientes. Más grandes, más maravillosos y más concisos. Simplemente un mensaje: eres especial. Eliminan el fondo recargado para que no compita con lo verdaderamente importante, la élite de La Ciudad. Un empujoncito a su ego para que engrosen las filas de los Naogil.
Y aunque a algunos, pocos, nos parezcan burdos y ridículos estos intentos de captación, los lugares de inscripción están a rebosar.
Miro con desconfianza y miedo al futuro de nuestra ciudad. Y más sabiendo que se la entregamos sin preguntar a unos seres que ni siquiera hemos visto.»