Si te gusta descubrir por ti mismo o idear tus propias teorías sobre el significado de las portadas de las novelas… No sigas leyendo.
El aspecto de Èvole en la portada y prácticamente la totalidad del diseño han sido cosa de Andrea Cueli Bardo. Tras hablar con ella y comentarle que no quería una típica portada con una exuberante mujer ligera de ropa y con atributos exagerados, porque no me parecía correcto simplificar al personaje ni reducirla a la simple sexualización, y además porque si Èvole estuviese entre nosotros en carne y hueso tampoco a ella le haría ninguna gracia. Decidimos que apareciera su imagen solo hasta los hombros, volviéndose para mirarnos. Lo que más me llamó la atención desde el principio fue su mirada, me atrapaba. Aquella forma de mirarte desde la portada era todo un desafío, instándote a adentrarte en su mundo, en su historia. Desafiante, misteriosa, peligrosa y amenazadora, todo ello reunido en aquellos ojos.
Me encantó. Podríamos decir que estuvimos rechazando dibujos y retocándolos hasta la extenuación, que nada nos acababa de cuadrar, pero no fue así. La esencia misma de mi personaje se encontraba en aquellos trazos.
Llegábamos así al siguiente paso, el título. Ahí sí que no tenía ni idea, no sé cuánto tiempo estuve en pausa, sin saber qué quería ni cómo. Y volvió a suceder, esta vez fueron unos minutos de avalancha de ideas entre Andrea y yo. Hasta que fue ella quien tuvo la visión de las dos grandes «E» con un paisaje dentro de cada una. Entonces lo vi, las grandes letras enfrentadas representarían los dos mundos conocidos por Èvole, las Tierras Baldías y La Ciudad.
Quizá debería haber adornado un poco más el relato con sueños o revelaciones para que no os resultase un proceso tan de andar por casa, pero así fue. De igual manera nos encantó el resultado final y espero que esa mirada os desafíe a vosotros también.